Panecillos de leche y mantequilla con amasadora

Lo primero de todo, muchas gracias a todos por vuestros emails y mensajitos de Twitter, dándonos la enhorabuena. Estas últimas semanas han sido alucinantes. Marina llegó a nuestras vidas el 27 de diciembre, justo un día después de que publicara mi última entrada. Es una niña preciosa y que conste que no solo lo digo yo eh, que me lo dice todo el mundo. Cuando la gente se asoma al carrito, nadie dice eso de "oh, que rica!", sinónimo de "oh, ¡¡que horror!!". No, no. En cuanto ven a mi niña, todo el mundo dice "¡¡oh, qué preciosidad!!". Lo malo es que se atisba cierta incredulidad en su tono de voz, como si les pareciese sorprendente que nuestra mezcla de genes hubiera dado como resultado algo tan bonito. ¿Nos estarán llamando feos? En fin. Que nuestra sirenita es preciosa preciosa. Una morita de piel oscura y pelaso. Porque la apuesta del pelo la gane yo. Aposté que saldría con pelaso oscuro como el de su padre y gané. ¡Tiene una melena que ya la querría Ariadne Artiles! ¡Y unos ojos! ¡Y unos piececitos! ¡Y unos muslitos! Nos tiene locos. Cada pedete, cada ruidito, cada gestito, cada media sonrisa, cada eructito es una fiesta. "¡Olé mi niña que peditillo se ha tirado!". Que tú eres de las que siempre has mirado a los padres que hacen esas cosas por encima del hombro y cuando te toca a ti se te enamora el alma con cada chorradilla que hace la niña. Y después de seis semanas de completa y absoluta adoración, podemos decir sin ningún lugar a dudas que esta niña es lo mejor que hemos hecho en nuestras vidas. 

Y hasta aquí mi momento 'me se cae la baba con mi niña'. Hablemos de cocina. Una de las razones por las que me compré mi amasadora Bosch (ellos la llaman Robot de Cocina Bosch MUM48A1) fue que no se me da muy bien amasar. Me encantan las masas fermentadas pero amaso como Youtube y Dios me dieron a entender. O sea, mal. Entre mis pendientes está hacer un curso de panadería casera básica pero hasta entonces, asumo con deportividad que no sé amasar. Por eso me compré la amasadora. Para que lo hiciera por mí. Y tengo que decir que lo hace a las mil maravillas y estoy encantada con ella. Me costó mucho decidir qué robot de cocina comprar y me hubiera encantado tener una Kitchen Aid pero se me iba del presupuesto y preferí invertir en tecnología alemana: más barata, algo menos bonita pero igual de eficiente. Y no me arrepiento. Si estáis pensando invertir dinerillo en un aparatito de estos, creo que  es una buena candidata. La utilizo muchísimo, más de lo que pensaba, y saco partido de todos sus accesorios.

Por ejemplo, la he utilizado para hacer la receta de hoy. Bollitos dulces de leche y mantequilla, tipo brioche. Deliciosos para desayunar y merendar. Con mantequilla y mermelada o con embutido, al estilo de las medianoches de los cumpleaños infantiles de mi época. Por ejemplo, a mí me gustan mucho con un buen paté por el juego que dan los sabores agridulces. Quedaron de lujo y lo mejor de todo es que mientras la máquina amasa solita, yo aprovecho para ir ¡recogiendo la cocina!

Y sin más, os dejo con la videoreceta que he grabado:

Bollitos dulces de leche y mantequilla. Mediasnoches: 

Ingredientes para 10-12 bollitos

- 250 ml de leche templada

- 75 gr de mantequilla

- 1 sobre de levadura de panadería

- 3 yemas 

- 500 gr de harina todo uso

- 75 gr de azúcar

- 1 cucharadita de sal

- Mantequilla derretida para pintar los bollitos

Derretimos la mantequilla y la mezclamos con la leche templada en un bol amplio. Añadimos el sobre de levadura de panadería y dejamos que se active durante unos cinco minutos. Sabremos que se ha activado porque la levadura comienza a oler como... bueno, como levadura activa y se vuelve algo espumosa. 

Añadimos las yemas de huevo ligeramente batidas, la harina, el azúcar y la sal. Mezclamos hasta que los ingredientes estén más o menos integrados. Volcamos sobre la encimera ligeramente enharinada y amasamos hasta obtener una masa consistente, homogénea y que no se pegue a la encimera. Si en vez de realizar el amasado a mano, lo hacemos con un robot de cocina, tendremos la masa lista en unos siete-ocho minutos, más o menos. 

Formamos una bola con la masa y la colocamos en un bol ligeramente aceitado. El aceite previene que la masa se seque durante el levado y se forme un capa. Tapamos con film transparente de cocina y dejamos reposar en un lugar templado hasta que la masa doble su volumen. Entre una hora y una hora y media. 

Cuando la masa esté lista, volvemos a volcarla sobre la encimera, la aplastamos ligeramente con nuestras manos para eliminar el aire y la dividimos en diez-doce trozos del mismo tamaño. Con cada trozo, formamos un bollito y los colocamos en un fuente de horneado, dejando un par de centímetros de separación entre cada uno de ellos. También podemos hornearlos en la misma bandeja del horno. Tapamos con un trapo de cocina limpio y dejamos que vuelva a levar la masa unos 45 minutos. 

Horneamos los bollitos con el horno precalentado a 200º durante aproximadamente unos 20 minutos (dependerá de cada horno) o hasta que los bollitos estén hechos y tengan un bonito color dorado. En cuanto los saquemos del horno, los pintamos con mantequilla derretida y ¡a zampar! Ya están listas nuestras mediasnoches. Tiernas. Jugosas. Sabrosas. Buenísimas.