Do the potito

No sé qué pasa con los potitos o vasitos que de unos meses a esta parte están invadiendo  la red. ¿Será porque son la ración perfecta? ¿Porque se almacenan de forma ideal en la nevera? ¿Porque se pueden conseguir gratis comprando unos yogures? ¿O porque son monísimos?

Yo también me he apuntado a esta moda con una mezcla sencilla de compota de manzana y natillas. Las natillas pueden ser de sobre aunque merece la pena currárselo y hacerlas caseras. Además, la preparación de unas y otras es muy parecido y el resultado es muuuy diferente.

La combinación de los tres sabores es increíble, así que espero que la disfrutéis.

Receta de compota de manzana y natilla servida en potito o vasito (4 personas)

1. Compota. 

- 3 manzana reineta

- 3 cucharadas de agua

- 2 cucharadas de azúcar

- (Opcional) 2 cucharadas de uvas pasas

2. Natillas. 
- 25 cl de leche
- 3 yemas de huevo
- 3 cucharadas soperas de azúcar
- 1 vaina de vainilla (o un sobre de azúcar vainillada)
- Media cucharada sopera de maizena


Bañamos el fondo del recipiente de cristal con caramelo, girando el recipiente para que se extienda por el fondo y un poco por los laterales El caramelo se puede comprar hecho o hacerlo con dos cucharadas de agua y tres de azúcar a fuego medio hasta que el almíbar coja color.

1. Cómo hacer compota o puré de manzana. Se ponen 3 cucharadas de agua y 2 de azúcar en un cazo al fuego y se cuece 5 minutos a fuego vivo.  Se añaden las manzanas peladas, descorazonadas y partidas en trozos y las uvas pasas. Bajas a fuego medio y cueces la fruta entre 5 y 10 minutos, dando vueltas de vez en cuando con una cuchara hasta que la manzana se deshaga. 

Apagamos el fuego y dejamos enfriar. Con la compota fría llenamos el potito como hasta la mitad. 

2. Cómo hacer natillas. En un cazo, ponemos de leche con dos cucharadas de azúcar y las semillas de una vaina de vainilla (se puede sustituir por un sobre de azúcar vainillado) y cocemos a fuego medio. Las semillas de la vainilla se sacan rajando la vaina con la punta de un cuchillo de arriba a abajo y rascando el interior de la misma. Las pasta negra que se queda en la punta del cuchillo son las semillas de la vainilla que tanto sabor dan. 

No me digáis que los puntitos negros no quedan monísimos.

En una bol aparte, batimos las tres yemas de huevo con 1 cucharada de azúcar y la maizena.

Cuando la leche entre en un hervor suave, añadimos un cazo de leche caliente al bol con las yemas y mezclamos. Esto se llama "atemperar las yemas" y se hace para evitar que los huevos cuajen al añadirlos directamente a la leche hirviendo.

Una vez atemperadas las yemas, las añadimos a la leche hirviendo y bajamos el fuego a fuego medio (entre el 4 y el 5)

Y aquí es cuando la matan: tenemos que dar vueltas a la mezcla sin parar con una cuchara de palo. En este caso, como con la bechamel, es muy importante no dejar de dar vueltas en ningún momento. Al cabo de un minuto, minuto y medio más o menos, notaréis que la mezcla empieza a espesarse maravillosamente. Cuando alcance la consistencia deseada, retiramos el cazo del fuego y tendremos unas natillas estupendas. Chupar la cuchara está permitido en este momento.


Las dejamos enfriar un poco y rellenamos el recipiente de cristal hasta el borde. Nosotros lo comimos con un poco de canela y estaba de muerte.