Pimientos del piquillo rellenos de morcilla, peras y piñones

En las casas riojanas sigue siendo habitual hacer cada año en familia conservas como la de pimientos. Incluso allá por el mes de octubre se instala cada año en Logroño el mercado de los pimientos, donde se puede comprar frescos y asados pimientos de todas las variedades. En otoño las familias se pasan fines de semana enteros asando al carbón, pelando y embotando kilos y kilos de pimientos. Con todo el trabajo que lleva es un milagro que se siga manteniendo esta costumbre.





En mi casa hace ya tiempo que mi madre simplificó un poco las cosas: compra  bolsas  enormes de 10 kilos con  los pimientos ya asados. Eso sí, de pelarlos y embotarlos no te libra nadie. Me dice este año ella ha comprado 90 kilos.  ¡¡90!! Y lo peor de todo es que nos los acabamos comiendo todos.

Compra las variedades del pico y najerano para conservar en tiras y del piquillo que compra expresamente para rellenar porque son más pequeños, el tamaño adecuado.

No puedo olvidarme de la variedad cuerno cabra, que tenemos secando en el porche de casa

La verdad es que es un lujo poder tener este tipo de pimientos en casa, sobre todo cuando cada vez es más habitual leer en las etiquetas de las conservas comerciales cosas como "producto originario de Perú". En fin.

Mi madre los rellena luego de mil historias. Los clásicos de carne, los de bacalao, los de espinacas y gambas y sobre todo, lo que hoy os presento, mis favoritos, la receta de los pimientos rellenos de morcilla de Burgos, pera y piñones.  Una delicia. Así que ahí va la receta de los pimientos rellenos más exquisitos que hace mi señora madre.

Receta de pimientos del piquillo rellenos de morcilla, pera y piñones para 4 personas
- Una morcilla de Burgos

- Unos 12 pimientos enteros de bote

- Una pera (mejor conferencia)

- Un puñado de piñones (en gramos, unos 30)

- Un huevo

- Harina

- Sal

- Aceite de oliva

Se ponen un par de cucharadas de aceite en la sartén y se fríen los piñones hasta que cojan un tono dorado. Se añade entonces la morcilla, abierta y desmigada, de la que habremos desechado la piel. Rehogamos diez minutos a fuego medio, sin dejar de mover y añadimos la pera pelada y partida en cuadraditos. Salamos al gusto.

Rehogamos todo junto otros cinco minutos y apartamos del fuego, dejando enfriar lo que será nuestro relleno. 

Una vez fría, rellenamos cada pimiento con esta mezcla maravillosa, intentando no ceder a la tentación de rellenarlos hasta rebosar. Es importante que la abertura del pimiento pueda sellarse sin problemas para que al freírlos no se salga el relleno, así que cuidado con llenarlos de más.

Se rebozan en huevo y harina y se fríen en abundante aceite caliente. 

Deliciosos. A mi Sr. Abogado se le saltaban las lágrimas con cada bocado.

Al día siguiente, con el relleno que nos sobró, hice un revuelto riquísimo para comer de aperitivo con un poco de pan tosti-frito. Puedes ver cómo lo hago en esta receta.

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