Receta de un helado di-vino

Las recetas son como las relaciones de pareja, a veces las buscas y no las encuentras y a veces  son ellas las que te encuentran a ti justo justo justo cuando has dejado de buscarlas. 

Llevo todo el verano tratando de encontrar recetas para hacer helados algo más ligeros que lo que suelo ver por estos lares interneteros. Recetas que, sobre todo, obvien la nata sin renunciar a la cremosidad, buscando el equilibrio perfecto entre un sorbete y un helado estilo americano, que me saben como si me tragara una bola de mantequilla con sabor a vainilla. Y con eso no quiero ofender a nadie porque soy consciente de que Ben&Jerry's, Häagen Dazs, etc, tienen muchos adeptos y me parece genial pero no son para mí.

El caso es que lo intenté de todas la maneras y no hubo manera. Creerme Ferrán Adriá me salió bastante caro y la labor de laboratorio resultó ser un fracaso. Docenas de huevos y azúcar que se han ido por el fregadero. Así que hace un par de semanas guardé la heladera en su caja y dí por clausurada la temporada de helados en este nuestro hogar.

Pero justo el otro día me regalaron un libro de cocina riojana editado (hace como mil millones de años, a juzgar por los logotipos que aparecen en la cubierta) por el Gobierno de La Rioja en colaboración con unas cuantas empresas y entidades y con recetas del gran cocinero riojano Jesús Sáez Monge. Hojeándolo descubrí una receta de helado de vino (¿se puede ser más riojano?) que, oh sorpresa, no llevaba nata!!!!

Y no sólo eso, sino que es perfecta, con un equilibrio absoluto de los ingredientes, un resultado impecablemente cremoso y con un sabor DI-VI-NO y afrutado. Una delicia que hemos disfrutado en compañía de un sirope hecho con unos arándanos silvestres que me trajeron Javi y mi hermano Gonzalo de una excursión que hicieron a los Picos de Urbión y que dejaron en mi cocina un aroma a bosque delicioso.

Helado de vino riojano con sirope de arándanos 



Ingredientes(las cantidades, el doble, en la receta original): 

4 yemas de huevo

10 gr de azúcar invertido (imprescindible)

40 cl de vino tinto joven de la Denominación de Origen Rioja (no vale ribera ;-))

100 gr de azúcar

Una rama de canela

La piel de medio limón en una monda

Un trocito de jengibre fresco (yo hice trampas y utilicé una cucharita de jengibre en polvo)

La noche anterior a hacer el helado, ponemos un cazo el vino, con el azúcar, la canela, el limón y el jengibre y se lleva a ebullición. Se cuece durante unos diez minutos, hasta que evapore el alcohol y coja los aromas de la canela y el limón. Retiramos del fuego y dejamos infusionar. Pasados unos diez minutos, colamos el caldo.

En un bol, batimos las 4 yemas con el azúcar invertido y añadimos la mezcla de vino, mezclando bien. 

Volvemos a poner la mezcla a fuego lento, (entre el 2 y el 3) y calentamos sin que hierva y sin dejar de dar vueltas con una espátula o una cuchara de palo hasta que espese como una natilla fina. 

Dejamos enfriar y metemos en la nevera hasta el día siguiente y mantecamos en la heladera como procedamos habitualmente.

Sirope de arándanos: 
100 gr de arándanos silvestres
50 gr de azúcar
zumo de medio limón con su peladura rallada
Una cucharada sopera de agua.

Se ponen todos los ingredientes en un cazo a fuego medio y se dejan cocer durante unos diez minutos.