Receta de pisto manchego de mi madre (que es de Bilbao)

El pisto manchego ocupa en mi corazón (y en mi estómago) un lugar especial porque me recuerda a mi abuelo Gonzalo y me sabe y me huele a la cocina de mi madre. Si el primer postre que hice cuando era pequeña fue un bizcocho, el primer plato salado que aprendí a hacer fue el pisto manchego que con el paso de los años se ha convertido en mi plato estrella. Está mal que lo diga, pero me sale bueno, bueno, bueno.

Además, junto con el arroz a la cubana, la tortilla de patata de mi madre y las croquetas, es mi comida favorita. Lleva su tiempo hacerlo porque el secreto es tomárselo con calma y dejar que se cueza la verdura sin prisas pero, si lo pude hacer yo con 17 años y lo hice bien, lo puede hacer cualquier. De verdad que el único secreto que tiene es la paciencia y añadir los ingredientes según se van haciendo los que están en la sartén. Sin embargo, es de esas recetas que yo hago mientras hago la cama o recojo la casa. Hago la cama y añado la cebolla. Quito el polvo y añado el pimiento. Barro la cocina y añado el calabacín. Como se hace a fuego lento, no hay que estar todo el rato mirando la sartén. Al pisto, en mi opinión, hay que darle su espacio. En cualquier caso, lo que convierte este plato en insuperable son las patatas fritas. No sé si en Castilla-La Mancha lo ponen realmente así, con patatas fritas, pero si no lo hacen deberían.

Para más inri del mancheguismo, el aceite que utilicé es también La Mancha. Nos lo ha regalado la madre de mi cuñada, que es de Carrizosa, un pueblo de Ciudad Real y tiene un color y un sabor insuperables.  Una garrafa de 5 litros que nos ha solucionado y alegrado la vida.

Receta de pisto manchego de mi madre (que es de Bilbao) para 4 personas:
- 1 diente de ajo

- 1 cebolla hermosa

- 2 pimientos verdes

- 2 calabacines

- Un bote de tomate triturado

- 2 patatas

- 1 huevo por persona

- Aceite de oliva, sal y una pizca de azúcar. 

Ponemos en una cazuela baja grande unas 6 cucharadas de aceite de oliva a fuego medio. Cuando esté caliente, freímos un ajo machacado. 

Picamos finita la cebolla y añadimos al aceite, dejamos cocer sola 10 minutos dando vueltas de vez en cuando con la cuchara de palo. No tiene que freírse, no dejéis que coja color. Tiene que quedar transparente así que si veis que coge color, bajamos el fuego.

Mientras se va haciendo a fuego medio, lavamos y picamos fino los pimientos verdes. Añadimos a la cazuela y dejamos cocer a otros 10 minutos con la cebolla. 

Lavamos y picamos el calabacín en cuadraditos y añadimos a la cazuela. Removemos y dejamos cocer 5-10 minutos. Pasado este tiempo, añadimos un vaso de agua pequeño, sin que llegue a cubrir la verdura. Os pongo una foto en la que podéis ver hasta donde cubro yo las verduras de agua.

Dejamos cocer 15 minutos más a fuego medio y cuando veáis que se ha evaporado la mayor parte del agua, añadís el bote de tomate triturada. Salamos y añadimos una pizca de azúcar para contrarrestar la acidez del tomate. Removemos bien con la cuchara de palo y tapamos con una tapa. Lo dejamos cocer otros 10 minutos. 

Mientras se termina de cocer, pelamos y partimos en daditos las patatas. Freímos en abundante aceite y añadimos a la cazuela. 

Se sirve el pisto caliente con un huevo frito encima. Bocati de cardinali. Estoy escribiendo ahora mismo la receta y se me hace la boca agua recordando esa yema de huevo rota que escurre por el tomate... ¡ay omá qué rico! Por cierto que con lo que nos sobró hice unas empanadillas con masa la cocinera: rellenar, al horno y listo.