Un año de amor y una tarta de cumpleaños para morirse

Hace 366 días hice una ensalada alemana y le hice unas fotos con una cámara digital que tenía la pantalla partida por la mitad sin saber muy bien qué intenciones tenía. Hace 365 días, me metí en blogger, abrí una cuenta, escribí Cocina para Urbanitas en la casilla de 'título' y publiqué la receta. Sí, sí, sí, hoy es el cumple de mi niño bonito: ¡¡Cocina para Urbanitas cumple un año!!

 

Y anda que no han pasado cosas ni nada en 365 días. ¿Hacemos un repaso? Vivíamos en Segovia y ahora vivimos en Logroño. Planté tomates en una terraza y ahora tengo un huerto entero. Tenía una camarita digital y ahora tengo una Nikon D3000 que adoro. No sabía qué era el diafragma ni para qué servía y ahora tampoco sé qué es pero tengo un poco más claro para que sirve. Sólo hablaba de cocina con mi compañera Ana y con mi madre y ahora hablo con un montón de gente, de la que aprendo muchísimo cada día. Hace 365 días podía pasar por delante del escaparate de una ferretería sin sentir ese impulso irrefrenable de entrar dentro y arrasar. Y, sobre todo, hace 365 no sabía quién era Ana, ni Blanca, ni Begoña, ni Sandra, ni Miriam, ni muchas otr@s amig@as (con Susana ya había hablado antes...).

Si me pongo a hacer números me abrumo: más de 23.000 visitas de 80 países diferentes (hello Aruba), más de 48.000 páginas vistas, 75 entradas, 156 seguidores, 729 comentarios, 4 kilos de más en la zona de la cadera y en la del muslamen, 3 intentos fallidos de hacer pasta choux,  5 experimentos fallidos que jamás vieron la luz aunque Javi tuvo que comérselos, una batalla a vida o muerte con un bizcocho genovés, 12 tomatitos, 1503 personas que han buscado 'puré de calabaza' en Google y han aterrizado en el blog, 1 persona que escribió en Google "¿las espinacas congeladas de Mercadona vienen cocidas?",  una copa del mundo ganada, una tendencia abrumadora a cocinar con calabaza, 3 diseños de cabecera diferentes, 1 sorteo super pink, 1 viaje a París, un viaje a Estados Unidos (¿he dicho ya lo de los 4 kg?), etc, etc, etc. 

Así que ahí va, por esos 365 días de amor cocido a fuego lento y por muchos más. Coged un trocito de tarta de chocolate. Está de muerte. Y gracias a todos los que pasan por aquí a verme un ratito de vez en cuando. ¡GRACIAS!

Tarta de cumpleaños la reina de Saba de Julia Child (aunque la traducción de la receta es de una revista ¡Hola!), 6 raciones.

Para el bizcocho:
- 100 gr de almendras peladas y tostadas
- 120 gr de azúcar
- 40 gr de harina
- 120 gr de mantequilla a temperatura ambiente
- 150 gr de chocolate negro
- 3 huevos
- 1 pellizco de sal
- 2 cucharadas soperas de licor de almendras (yo le puse vino oloroso porque no encontré licor de almendras por ningún sitio)

Para el ganaché de chocolate:
- 175 ml de nata
- 225 gr de chocolate negro
- 2 cucharadas soperas de mantequilla
- 1 sobre de almendras garrapiñadas

Comenzamos haciendo el bizcocho de la tarta de chocolate. Se unta un molde redondo con mantequilla y se forra el fondo, sólo el fondo, con papel sulfurizado o de aluminio. Se enciende el horno a 180º.

Se tostan las almendras enteras en una sartén, removiendo constantemente y con cuidado de que no se quemen. Se pican no muy finas en las turmix o con un cuchillo y mucha paciencia.

Se mezcla con la mitad del azúcar y la harina y se reserva.

En un bol aparte, se bate la mantequilla con las varillas, se añaden dos cucharadas de azúcar y se bate hasta que esté cremoso. Se añade entonces poco a poco el chocolate que habremos derretido antes al baño maría y batimos.

Separamos las claras de las yemas y reservamos las claras.

Las yemas se añaden de una en una en la mezcla de chocolate batiendo constantemente y añadimos también el licor.

Aparte, montamos las claras a punto de nieve con un pellizco de sal y el resto del azúcar.

Vamos a mezclar las claras montadas, con la mezcla de chocolate, con la mezcla de harina y almendras. ¿Cómo? Con una espátula, una lengua de silicona o una cuchara de madera. Se coge el bol de chocolate y se mezcla suavemente con un cuarto de las claras montadas. Añadimos un puñado de la harina y mezclamos moviendo la cuchara de palo o la espátula de arriba a abajo. Y así en tres veces hasta que esté todo ligado.

Volcamos en el molde y horneamos 35 minutos a 180º. Esta tarta no es un bizcocho seco, tiene que quedar hecha por los bordes, pero con el centro muy húmedo, con una textura parecida al brownie. Es lo que la hace especial.

Pasados los 35 minutos, como con todos los pasteles y bizcochos, se saca del horno y se deja enfriar 15 minutos dentro del molde. Después, se saca del molde y se deja enfriar totalmente.

Para el ganaché: Se pica fino con el cuchillo el chocolate y se pone en un bol. En un cazo, se lleva a ebullición la nata y se vierte en tres veces sobre el chocolate, removiendo suavemente hasta que no queden trozos de chocolate. Se añade la mantequilla cortada en cubitos y se mezcla hasta que quede incorporada.

Vertemos el ganaché sobre la tarta y la cubrimos lo más uniformemente posible con una espátula. Dejamos reposar 20 minutos y cubrimos los bordes con el crocanti de almendra. Si sois capaces de esperar, hay que meterla en la nevera hasta que se vaya a servir.

No es fácil de hacer. Tampoco difícil. La clave de esta tarta es tomarse el tiempo que haga falta para mezclar con amor y paciencia cada uno de los ingredientes, que todo quede bien incorporado sin batirlo de más o demasiado rápido. Mover lentamente la cuchara de madera por el bol de cristal  hasta conseguir una masa homogénea. Otro de los puntos fuertes es la cocción. Hay que respetar los 35 minutos escrupulosamente para conseguir un bizcocho húmedo y poco cocido en el centro de la tarta. Es una maravilla y el ganaché es un exceso pecaminoso de esos que hay que concederse de vez en cuando, aunque nos cueste una caja de Almax. Yo no he dejado ni las migas. ¡Larga vida a Cocina para Urbanitas!